miércoles, 12 de enero de 2011

Insectes.

Surgen de las sombras con sigiloso tumulto. 680.962 patas golpean el suelo de barro en una melodía hipnótica e irregular. Cientos, miles. Los hay grandes, pequeños, silenciosos, ruidosos, hermosos, horribles, voladores, lentos, negros, peludos y amarillos. Oigo como crujen las hojas en sus mandibulas y el incesante revolotear de sus alas de terciopelo y hiel. Noto como recorren mi cuerpo  mientras saboreo su olor a cebada podrida. No puedo levantarme, no quiero levantarme. Ellos forman parte de mí pues han nacido en la tenebrosa oscuridad que alberga mi interior. Solo yo siento como ese veneno entomologico emponzoña mi sangre. Las crueles polillas de la desesperación agujerean este palpitante corazón, al igual que las arañas del miedo recorren mis huesos y las moscas de la confusión atormentan continuamente mi cerebro. Solo cuando te veo, revolotean en mi estómago las mariposas de la felicidad . No dejes que me hunda en este infierno de octópodos invertebrados, pero no me saques nunca de él porque estoy lo suficientemente loco como para adorarlo.



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